No se turbe vuestro corazón; creed en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas moradas; si no fuera así, os lo hubiera dicho; porque voy a preparar un lugar para vosotros. Y si me voy y preparo un lugar para vosotros, vendré otra vez y os tomaré conmigo; para que donde yo estoy, allí estéis también vosotros. (Juan 14:1-3)
Sentados en la casa de Ahmed disfrutamos de una notable hospitalidad rohinyá, se nos sirve la habitual bebida energética dulce, una pequeña porción de fideos y, el especial de hoy, una ensalada birmana de té fermentado. Su casa se encuentra entre los extensos carriles de las cabañas de bambú con techos de lona que conforman el campamento de refugiados de Bangladés. Hace calor, es pegajoso y ruidoso, pero Ahmed puede vivir aquí sin miedo; sabe que su familia está a salvo de los ataques. Por ahora, es su hogar.
En los dos años que Ahmad ha estado en Bangladés ha reestablecido su negocio privado de enseñanza de inglés, tratando de crear una sensación de normalidad. Ahmad se pregunta cuánto tiempo este lugar será su hogar. Anhela volver a Myanmar, para tener la oportunidad de hacer un hogar una vez más en su tierra natal. Ahmad se mantiene firme en que sólo regresará si se les da la ciudadanía a los rohinyá y se les garantiza protección contra los ataques indiscriminados.
Por ahora, ese hogar no existe. Está físicamente al alcance, pero políticamente tan lejos. Mientras me siento con Ahmed, mi oración es que llegue a conocer el amor y la protección de Dios, y confíe en Él; que tenga la revelación de que a través de Cristo hay un lugar en la eternidad esperándole a Él y a todo el pueblo rohinyá.
Reza:
- que Ahmed reconozca que lo que recuerda como hogar es sólo temporal y que la paz y la seguridad que anhela sólo se encuentra en Dios, y que Dios ha preparado un lugar para él.
- que se produzca un cambio político y que la repatriación justa se haga realidad.