«¿Dónde podemos encontrar un hogar? ¿Dónde podemos encontrar seguridad? ¿Dónde podemos encontrar esperanza?» Mientras me sentaba frente a la mesa de siete hombres rohinyá, mi mente se remontó a una semana antes cuando recé «Dios, estoy perdiendo la esperanza en la humanidad». Inmediatamente sentí que me respondía: «¿Por qué tu esperanza está en la humanidad?». Me recordó que nuestra esperanza está sólo en Él.
Todos los ojos estaban puestos en Devin y en mí mientras estos hombres, líderes de su comunidad, esperaban nuestra respuesta. Nos sentamos bajo una tienda de campaña en el calor de Bangladesh, en los campos de refugiados, con las barrigas llenas de arroz. El dolor en sus ojos era tangible y la desesperanza que experimentaban era real. Anuwar, un padre cariñoso, nos contó que ese mismo día se enteró de que su mujer estaba embarazada. Pensaba que abortar al bebé podía ser una opción más amorosa en lugar de criar a otro niño en los campamentos sin habiendo tenido un futuro ni esperanza.
Devin preguntó a los hombres si rezan. Compartió cómo reza a Jesús. Les pregunté si pudiera compartir una historia, y estaban ansiosos por escuchar. Les conté cómo menos de un año antes, Devin y yo estábamos rezando juntos. De la nada me vino a la mente «Birmania» y me imaginé a una mujer con un burka negro. No podía señalar a Birmania en un mapa. No tenía ni idea de quiénes eran los rohinyá, y mucho menos de su situación. Los hombres se quedaron boquiabiertos. «¡Es como magia! La mayoría de la gente se entera de nosotros por los medios de comunicación, pero ustedes no». Les dije que Dios los había puesto en mi corazón, y que ahora estaba sentado frente a ellos, al otro lado del mundo, para decirles que Él no los ha olvidado. Él los ama y se preocupa por ellos. Es en Él donde podemos encontrar esperanza. Mohammed anunció que debían compartir esta historia de esperanza con su comunidad, para recordar que Dios no les ha olvidado.
Reza:
- para que los rohinyá conozcan a Jesús como su única y verdadera Esperanza
- que sepan que Dios no los ha olvidado, y que están en el corazón de Dios.
- que estos siete hombres conozcan a Dios como un Dios personal que habla y quiere estar en comunión con ellos.