Recientemente hemos sido testigos de un comportamiento muy frecuente entre los Rohingya en su viaje a la fe: luego de que han conocido y han sido confrontados con la verdad, vuelven a una época de búsqueda más ferviente de sus creencias y prácticas pasadas. Es interesante como este patrón ocurre incluso con aquellos que no fueron tan devotos en el pasado. Para muchos, es un intento de encontrar una esperanza similar en algún lugar dentro de su sistema de creencias. Sin embargo, también hemos visto una evidencia contundente de la búsqueda continua del Padre y la revelación de sí mismo.
El miedo a la presencia y el poder de espíritus malignos es frecuente entre los Rohingya de aquí. Los relatos de supuestas manifestaciones visibles y actividades anormales forman parte de la de la comunidad y se extienden rápidamente.
Nos hemos reunido regularmente para estudiar un libro importante junto con Abdul, un joven refugiado Rohingya. Él ha demostrado gran apertura, pero en los últimos meses ha estado en una temporada como la descrita anteriormente. Cuando salimos de su unidad de vivienda, se disculpó por no servir el almuerzo. “Lo siento”, dijo “pero el hombre, quien dirige el puesto de comidas, está en el hospital”. Inmediatamente le pregunté qué había pasado y él me dijo lo siguiente:
“Hace algunas noches atrás todos estábamos durmiendo, cuando de repente a las 3:00 am, nos despertamos por los gritos del dueño del puesto de comida, que estaba siendo ahorcado por un espíritu maligno. Nos apuramos en ir a ver qué estaba sucediendo. Más tarde luego de que una ambulancia viniese y se llevara al hombre aparentemente si vida al hospital, volvimos a nuestras casas de mala gana. Todos estaban asustados de que el espíritu maligno pudiese atacar a alguien otra vez.”
Le recordé a Abdul que él ya había escuchado y visto muchas historias de cuando Isa (Jesús) había enfrentado a espíritus malignos. “Isa tiene mayor poder y es más fuerte que cualquier espíritu maligno” añadí.
Fue tan emocionante cuando me respondió: “Sí, ¡lo sé!”, Abdul continuó diciendo, “Yo regresé a mi unidad de vivienda e intenté dormir, pero no pude, porque estaba muy asustado. Entonces, recordé qué pasó cuando Isa enfrentó a los espíritus malignos, así que oré a Isa y le pedí que ya no estuviese con miedo. Cuando terminé de orar, intenté dormir nuevamente y esta vez descansé pacíficamente.”
Siempre nos asombra saber cómo el Señor utiliza incidentes como éste para su gloria y para derribar fortalezas.
Oremos:
- Para que el Señor continúe trabajando en el corazón de Abdul, que él continúe llamando a Dios, quien ofrece paz eterna.
- para que más incidentes como éste, puedan ser usados por la gloria de Dios.