Somina tiene todo lo que mis amigos Rohinyá de Malasia sueñan: cuenta con estatus legal para vivir en Europa. Es algo que desean un sinnúmero de refugiados, pero según la ONU menos del 1% de los refugiados son reubicados cada año. Somina supuestamente está viviendo un sueño, pero sus ojos cuentan una historia diferente.
Somina tiene miedo de lo que le depara el futuro. Después de completar su educación en Europa, la familia de Somina arregló su matrimonio con un hombre que vivía en Bangladesh. Fue a los campamentos para conocer a su marido y regresó embarazada de su primer hijo. Somina tiene que completar el largo y costoso proceso para conseguir un visado de cónyuge para su marido, que le permita trasladarse a Europa. Tras el nacimiento de su bebé, Somina visitó Bangladesh para presentar a su hijo a su padre. Ella volvió a Europa embarazada de nuevo.
Somina tiene ahora dos hermosos hijos, pero le preocupa cuándo podrán volver a ver a su padre. Las restricciones de Covid y la escasez de recursos económicos han impedido que regrese a Bangladesh en varios años. Hay retrasos en la tramitación de las solicitudes de visado de reasentamiento y no hay fecha confirmada de cuándo se concederá.
Pero también hay otro miedo más profundo. Su hermana mayor estaba en la misma situación y consiguió un visado para su marido. Él huyó a los pocos meses de llegar dejando a su hermana con dos hijos y unos ingresos muy bajos. Ahora Somina ayuda a su hermana a cuidar de sus dos hijos, preguntándose si le puede pasar lo mismo.
Oremos por Somina y otras mujeres Rohinyá separadas de sus maridos:
– Declaremos el Salmos 107:6 sobre ellas “Entonces en su angustia clamaron al Señor, Y Él los libró de sus aflicciones”
– Oremos por la bendición de los matrimonios y las familias.
– Agradezcamos a Dios que está trabajando para darse a conocer a los esposos y esposas.