Hace algunos meses, nuestra amiga nos llamó para decirnos que estaba poseída por un demonio y que estaba aterrorizada. No quería estar sola y nos pidió que fuéramos a sentarnos con ella. Inmediatamente, fuimos a su casa para discernir la situación. Sadie nos contó que una figura negra y oscura venía todas las noches a atormentarla, y que también venía cuando estaba sola. Nos dejó orar con ella por libertad de este tormento y por la ayuda de Jesús en su hogar y en su vida.
Después compartimos la historia del hombre que acudió a Jesús pidiéndole que expulsara a un demonio que atormentaba a su hijo. La historia le interesó mucho, así que seguimos visitando su casa semanalmente para compartir con Sadie y su marido historias sobre cómo Jesús ayudaba a la gente. Escucharon en silencio, pero no hicieron preguntas ni comentarios durante un tiempo. Una noche nos reunimos para cenar juntos y después de compartir una historia, el marido de Sadie dijo: «Jesús siempre ayuda a la gente en las historias que cuentas ¿Puede Jesús ayudarme a mí también?»
Le aseguramos al esposo de Sadie que Jesús está absolutamente dispuesto a ayudarlo, lo único que tenía que hacer es orar y pedir ayuda. Lamentablemente, con el paso de las semanas, Sadie se interesó más por las historias, pero su esposo se mostró menos interesado y más distante. No sólo dejó de preguntar por Jesús, sino que se volvió cada vez más hacia otras cosas en busca de ayuda y esperanza, llegando incluso a invitar a un brujo para que viniera a «curar» a su esposa. Por lo que sabemos, el marido de Sadie nunca pidió ayuda a Jesús, pero seguimos compartiendo regularmente comidas e historias con ellos y esperamos que algún día clamen a Él con fe.
– Ora para que Sadie y su familia sean protegidos espiritualmente y liberados de toda opresión demoníaca.
– Ora para que puedan darse cuenta de la luz y presencia de Jesús con ellos.
– Ora que ellos clamen a El en oración y vean sus respuestas a sus oraciones.