Ismael adivina que tiene 80 y pico de años; no sabe su fecha exacta de nacimiento. Nos cuenta que de niño le gustaba pintar, y que cuando tenía 12 años viajó desde su pequeño pueblo a la gran ciudad para participar en un concurso de arte… ¡y ganó!
Después del golpe de estado de 1962, los rohinyá ya no eran reconocidos como ciudadanos de Myanmar y la educación no era gratuita para la minoría étnica. En el octavo grado Ismael fue expulsado de la escuela y se le prohibió practicar expresiones culturales como el arte.
A medida que aumentaba la persecución selectiva, muchos jóvenes rohinyá huyeron a través de la frontera a Bangladés. A los 16 años Ismael dejó Myanmar. Se mantuvo alejado durante varios años, viviendo en seis países diferentes. Más tarde regresó a casa para cuidar de sus padres ancianos, ganándose la vida como pescador.
Tras la violencia de 2017 y la posterior represión militar, los supervivientes rohinyá de una aldea cercana acabaron en la puerta de Ismael. Durante años, el gobierno había controlado el movimiento de los rohinyá, prohibiéndoles tener huéspedes sin permiso. Ismael desafió las sanciones del gobierno y dio refugio a las personas cuyas aldeas habían sido destruidas. Cuando los oficiales se enteraron, Ismael y otros hombres fueron arrestados y brutalmente golpeados. Ismael sufrió graves heridas y fue testigo de la muerte de otros.
La comunidad se unió y recaudó la increíble suma de 15.000 dólares–las ganancias de toda la vida–como soborno para que los hombres fueran liberados. Inmediatamente se pusieron en marcha a pie en el largo viaje para encontrar refugio en Bangladés. Ismael pudo recibir atención médica y se recuperó totalmente.
Más de 70 años después de que ganara el concurso de arte, Ismael vuelve a su primer amor por el arte. Trabaja en una ONG de arte comunitario como parte de un equipo que pinta murales en los campos de refugiados. Después de décadas de tener su cultura sistemáticamente aplastada, ahora es capaz de ganarse la vida para su familia haciendo lo que tanto amaba cuando era niño.
Reza:
- Que los murales traigan alegría y felicidad a los que viven en los campos.
- Para que la nueva generación de niños reciba una buena educación.
- Para que la cultura rohinyá se exprese y se transmita de generación en generación.