Mientras caminaba hacia casa después de varias visitas de Eid (Fiesta del Fin del Ayuno), un hombre Rohinyá empezó a seguirme e intentar llamar mi atención. Al principio no me di cuenta de que me estaba llamando, así que le ignoré, pero cuando vi que estaba intentando hablar conmigo, me di la vuelta.
Inmediatamente me contó que su mujer llevaba 25 días sangrando. Me dijo que la habían llevado al médico, pero que nadie podía ayudarla. Estaba preocupado por su salud y su seguridad, ya que no tenía la tarjeta de ACNUR. Le dije que no era médico, pero que iría a su casa esta semana para ver qué podía hacer por ella.
Días más tarde, una amiga mía y yo fuimos a casa de “Ruby”. Nos recibieron con mucha ilusión y nos sentamos con ella para conocer de primera mano su problema con la sangre. Nos contó que, desde que llegó a Malasia hace dos años, ha tenido regularmente largas hemorragias. La escuchamos, la consolamos, le compartimos la historia de Jesús y la mujer que sangraba y oramos por ella. A pesar que no la conocíamos antes de la visita, nos contó detalles muy personales de su vida y lloró con nosotros como si fuéramos amigos de confianza desde hace mucho tiempo.
La mayoría de los Rohinyá tienen problemas similares a este, y desean que alguien (cualquiera) escuche su situación. Aunque quien lo haga no necesariamente pueda ayudarles, ellos sólo quieren ser escuchados y contar con alguien que les acompañe en su dolor.
A través de esta experiencia, me acordé de lo ininterrumpible que era Jesús, pues siempre sacaba tiempo para detenerse a escuchar al otro.
Sé que Jesús ama profundamente a los Rohinyá. Él siempre tiene tiempo para escuchar sus problemas y sentarse con ellos en medio de su dolor, porque Él es el Gran Consolador, Sanador, Proveedor y Maravilloso Consejero.
– Oremos por la completa sanidad de Ruby debido a su flujo de sangre y por la posibilidad de tener hijos.
– Oremos por una apertura en Ruby para escuchar las Buenas Nuevas.
– Oremos para que los Rohinyá conozcan a Jesús como el Único que nunca les dejará ni les abandonará y el Único que escucha todo su clamor.