Mimi tiene 12 años y vive con sus hermanos y sus padres en el campo de refugiados de Bangladesh. No hace mucho tuvo su primera menstruación. Su madre estaba preocupada porque a medida que crece Mimi se hace más vulnerable a las agresiones en el campo. Muchas niñas de su edad son secuestradas y obligadas a casarse con hombres mayores.
La tía de Mimi vive en Malasia. Allí, los Rohinyá tienen la oportunidad de tener “algo más de seguridad” gracias a una tarjeta de la ONU. Todo lo que Mimi quiere es una vida normal y una buena educación. Por ello, con la esperanza de una vida mejor, su madre pidió prestado mucho dinero para enviarla a Malasia y, con esa misma esperanza, Mimi partió. El viaje de más de 600 millas, en parte en barco y en parte por tierra, fue muy peligroso. Sin embargo, al cabo de tres semanas llegó sana y salva a casa de su tía.
– Oremos por los padres Rohinyá que se enfrentan al mismo dilema que la madre de Mimi.
– Oremos para que las muchas niñas se mantengan a salvo de agresiones y abusos, tanto dentro del campo de refugiados como en otros lugares.
– Oremos para que los Rohinyá obtengan el estatus de refugiados en Bangladesh y de esta manera puedan recibir una buena educación.
– Oremos por los muchos Rohinyá en Malasia que intentan construir una vida mejor.